Pensando en la situación deplorable de violencia desmedida, injusticia y hambruna a la que ha llegado mi país Venezuela, no puedo dejar de pensar también, en todos los otros países en todo el mundo que al igual viven en conflicto.
Me duelen todas y cada una de las imágenes de horror que circulan y siempre me lleva a la misma pregunta interna: De qué forma puedo ayudar a cambiar todo esta «realidad» en la que está sumergido el Mundo entero?
Mi análisis me lleva a: Da lo mejor de ti, busca en determinada situación cercana qué está faltando para que esto mejore? ¿Qué puedo aportar? ¿Qué se requiere de mí en esta situación? Y la mayoría de las veces, lo que hace falta es AMOR y sus derivados, como lo he compartido en muchas ocasiones.
No se trata sólo de mi país sino de Siria, Colombia, México, el Congo, Ucrania, Afganistán, Sudán del Sur, Turquía, Corea del Norte y la lista continúa….
Las ansias de poder e intereses económicos, la separación, los fanatismos, el miedo, la represión es lo que predomina en todos estos conflictos.
Cuando he chequeado con una de las terapias de sanación con la que trabajo TRE (Terapia de Respuesta Espiritual) se refleja la falta de consciencia individual y por ende colectiva. Hasta tanto eso no se eleve…los conflictos persistirán. Esta consciencia tiene que ver con el amor incondicional pues hay solo dos energías predominantes las derivadas del amor y las del miedo. Ambas fuerzas son las que rigen el mundo.
La consciencia de amor nos refiere a esa unión con el TODO y con todo. Venimos de un TODO que es puro amor, de allí fuimos creados. Una chispa divina de amor proveniente del Padre.
Cada aporte cuenta y mientras más sumemos con acciones y pensamientos de amor, fraternidad, solidaridad, unión, aceptación…más se elevará la energía del planeta capaz de mejorar en gran medida todo esto.
Hasta el próximo abrazo de luz!
Patricia Paredes
La magia surge cuando crees en tu chispa divina 